viernes, octubre 12, 2007

Militares secuestran y torturan a 31 personas
La mayoría fueron bajados de los autobuses de línea foránea que pasaban por el retén de Jaumave.


Por Domingo Garza - Fotógrafo Heriberto Gámez Jr.


Algunos tuvieron que ser llevados en camilla
Osvaldo Rodríguez, recibió un balazo
Ricardo Rodríguez Aguilar, resultó con fracturas
Antonio Ibarra Castillo, venía a buscar trabajo


Un gru­po de 31 per­so­nas en­tre cam­pe­si­nos, jor­na­le­ros y es­tu­dian­tes fue­ron se­cues­tra­dos y tor­tu­ra­dos des­de el pa­sa­do do­min­go por mi­li­ta­res que tie­nen si­tia­do el eji­do La Re­for­ma en el mu­ni­ci­pio de Jau­ma­ve.

La ma­yo­ría de ellos eran pa­sa­je­ros de un au­to­bús y con lu­jo de vio­len­cia los ba­ja­ban pa­ra lue­go pri­var­los de su li­ber­tad y lle­var­los a su cam­pa­men­to.

To­dos ellos fue­ron des­po­ja­dos de sus per­te­nen­cias y ro­pa, al gra­do de te­ner­los des­nu­dos en­tre el mon­te.

Des­pués de dos días de te­ner­los se­cues­tra­dos y tor­tu­rán­do­los en una ba­se ubi­ca­da en aquel mu­ni­ci­pio, fue­ron traí­dos a la ca­pi­tal pa­ra en­tre­gar­los a la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de la Re­pú­bli­ca, don­de se les pro­por­cio­nó ro­pa nue­va.

Al sa­ber del ca­so la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de Jus­ti­cia to­mó car­tas en el asun­to y el Agen­te del Mi­nis­te­rio Pú­bli­co ad­jun­to fue al eji­do La Re­for­ma pa­ra ver qué es­ta­ba ocu­rrien­do.

Al en­tre­vis­tar­se con el gru­po ar­ma­do, jus­ti­fi­ca­ron lo ocu­rri­do di­cien­do que las per­so­nas se ha­bían in­tro­du­ci­do a un cam­po de con­cen­tra­ción que ellos uti­li­za­ban co­mo adies­tra­mien­to.

Ayer en pun­to de las 23:30 ho­ras, to­dos fue­ron pues­tos en li­ber­tad des­pués de que se rea­li­za­ron las in­ves­ti­ga­cio­nes co­rres­pon­dien­tes y el fis­cal de la Pro­cu­ra­du­ría no en­con­tró ele­men­tos pa­ra pro­ce­sar­los, de­jan­do en cla­ro la ar­bi­tra­rie­dad con la que ac­tua­ron los sol­da­dos.

Uno a uno fue­ron sa­lien­do y en su ros­tro se re­fle­ja­ba el te­mor y el mal­tra­to psi­co­ló­gi­co que los mi­li­ta­res ha­bían pro­vo­ca­do.

Las hue­llas de vio­len­cia tam­bién fue­ron pues­tas en evi­den­cia des­pués de que ca­da uno de ellos fue se­mi­des­nu­dán­do­se pa­ra mos­trar las ci­ca­tri­ces y he­ma­to­mas que que­da­ron en sus cuer­pos.

Uno de ellos fue Fa­bián Agui­lar Ca­pe­ti­llo, de 28 años y re­si­den­te en la co­lo­nia Ta­mau­li­pas de es­ta ciu­dad.

Na­rró; "fui a acom­pa­ñar a un ami­go a de­jar­le di­ne­ro a su abue­la al eji­do La Re­for­ma y cuan­do es­tá­ba­mos es­pe­ran­do el au­to­bús pa­ra re­gre­sar a Vic­to­ria, unos mi­li­ta­res nos su­bie­ron a un ca­mión y nos em­pe­za­ron a gol­pear con tu­bos en la ca­be­za y nos de­ja­ron en­ce­rra­dos co­mo dos días", di­jo Agui­lar Ca­pe­ti­llo.

Su ami­go, Ri­car­do Ro­drí­guez Agui­lar, de 22 años y do­mi­ci­lia­do en el 20 Mi­na, di­jo, "lle­vé el di­ne­ro a mi abue­la pa­ra que com­pra­ra me­di­ci­nas y man­da­do, cuan­do de re­pen­te nos de­tu­vie­ron y nos gol­pea­ron, lue­go nos pu­sie­ron ven­das en la ca­ra y con los ojos ta­pa­dos nos hi­cie­ron fir­mar do­cu­men­tos y nos pi­die­ron hue­llas pa­ra se­llar unas ho­jas, quien sa­be pa­ra qué".

Otro de los afec­ta­dos fue Os­val­do Ro­drí­guez Pé­rez, de 28 años, quien pre­sen­ta­ba una frac­tu­ra en el de­do del pie iz­quier­do a cau­sa de un pro­yec­til de ar­ma de fue­go cau­sa­da cuan­do los mi­li­ta­res dis­pa­ra­ban.

"Me due­le mu­cho el pie, me re­vi­sé y al pa­re­cer es por una ba­la, pe­ro no me di cuen­ta cuán­do me la hi­cie­ron por­que me te­nían ven­da­do y me ta­pa­ron las ore­jas pa­ra que no es­cu­cha­ra na­da".

To­dos fue­ron sa­lien­do de las cel­das de la Pro­cu­ra­du­ría y al ver lo gol­pea­do que se en­con­tra­ban, fue­ron tras­la­da­dos en ve­hí­cu­lo par­ti­cu­lar a la de­le­ga­ción de la Cruz Ro­ja pa­ra que fue­ran va­lo­ri­za­dos.

De acuer­do a ver­sio­nes de los de­te­ni­dos, ma­ni­fes­ta­ron que tan só­lo uno de ellos se en­con­tra­ba in­ter­na­do en las ins­ta­la­cio­nes del 77 Ba­ta­llón de In­fan­te­ría a cau­sa de le­sio­nes de con­si­de­ra­ción que pre­sen­ta­ba.

De­ta­lla­ron que el nom­bre del le­sio­na­do es Jo­sé En­ri­que Cuer­vo Gar­cía.
Ase­gu­ra­ron que los mi­li­ta­res lo su­bían a un ca­mión y es­tan­do en mar­cha, lo arro­ja­ban al pi­so pa­ra lue­go re­pe­tir es­ta ac­ción en una se­rie de oca­sio­nes.

Cuer­vo Gar­cía pre­sen­ta una frac­tu­ra en la cla­ví­cu­la del bra­zo iz­quier­do y una le­sión en las cer­vi­ca­les, por lo que el cue­llo lo tie­ne com­ple­ta­men­te in­mo­vi­li­za­do.
El gru­po fue­ tras­la­da­do al Hos­pi­tal Ge­ne­ral.

RE­VI­VEN PE­SA­DI­LLA

Mien­tras los aten­dían en la de­le­ga­ción, al­gu­nos de los he­ri­dos re­cor­da­ron la pe­sa­di­lla que vi­vie­ron.

"Me gol­pea­ban mien­tras me te­nían es­po­sa­do y no­más es­cu­cha­ba que de­cían ‘da­le, da­le, al ca­bo to­da­vía no se mue­re’”, di­jo An­to­nio Ba­rra Cas­ti­llo, ori­gi­na­rio de Ve­ra­cruz, quien ve­nía del Es­ta­do de San Luis Po­to­sí a bus­car tra­ba­jo a es­ta ciu­dad.
Otro se que­ja­ba de que ade­más de ser tor­tu­ra­do fue asal­ta­do.

"Ade­más de la gol­pi­za que me die­ron, me qui­ta­ron do­cu­men­tos per­so­na­les y mi car­te­ra que te­nía do­ce mil pe­sos que traía pa­ra va­ca­cio­nar en Vic­to­ria”, di­jo Luis An­to­nio Her­nán­dez Ce­di­llo, de 32 años y re­si­den­te en Apo­da­ca, Nue­vo León.
Otros se que­da­ron con la im­po­ten­cia al no po­der ha­cer na­da an­te la in­jus­ti­cia que re­ci­bie­ron.

“Yo lo úni­co que quie­ro es re­gre­sar a mi ciu­dad, ya no quie­ro re­cor­dar es­to”, di­jo Jor­ge Ver­ga­ra, de 19 años y re­si­den­te en el mu­ni­ci­pio de Rey­no­sa.

Al pre­gun­tar­le si pen­sa­ba po­ner una de­nun­cia en con­tra del Ejér­ci­to Me­xi­ca­no, Jor­ge Ver­ga­ra, res­pon­dió, “pa­ra qué, no sir­ve de na­da, ellos son mi­li­ta­res y no les van a ha­cer na­da”.

Otro de los tor­tu­ra­dos son: Hi­pó­li­to Mu­ñiz Díaz, Jor­ge Ruiz Mar­tí­nez, Juan Ro­ge­lio Her­nán­dez, Jo­sé Juan Cruz Her­nán­dez, en­tre otros que no qui­sie­ron dar sus nom­bres.

Fa­mi­lia­res que se en­con­tra­ban a la es­pe­ra de re­ci­bir a sus se­res que­ri­dos, de­mos­tra­ron su mo­les­tia y di­je­ron que ha­rían to­do lo po­si­ble pa­ra que se hi­cie­ra jus­ti­cia y se cas­ti­ga­ra a los sol­da­dos. Al­gu­nos de los de­te­ni­dos se re­ti­ra­ron y di­je­ron no que­rer sa­ber na­da an­te el te­mor de las re­pre­sa­lias en con­tra de ellos.

An­te lo ocu­rri­do, la Pro­cu­ra­du­ría Ge­ne­ral de la Re­pú­bli­ca se en­cuen­tra in­da­gan­do en el asun­to y se es­pe­ra de que las de­más auto­ri­da­des com­pe­ten­tes tam­bién in­ter­ven­gan en el ca­so.

Familiares y gente que vino del ejido La Reforma manifestaron que en aquel municipio se encuentra rodeado de militares al punto de que tienen toque de queda y al filo de las 19:00 horas todos los habitantes tienen que encerrarse en sus domicilios.

Dijeron que tiendas de abarrotes, fruterías y escuelas fueron cerrados dejando en claro que sus garantías individuales no están siendo respetadas por los soldados.

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