domingo, octubre 14, 2007

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Premio Nobel de la Paz al hiperbélico Al Gore.


El inconmensurable sabio Confucio solía expresar que una de las características de la decadencia lo constituye la confusión semántica. Y a este impasse semántico (una verdadera aporía conceptual) ha conducido el Comité Noruego al otorgar el Premio Nobel de la “Paz” (¡supersic!) compartido al excelso Panel Intergubernamental del Cambio Climático (PICC) de la ONU –un acto gratamente laudable– y al hiperbélico y supercontaminador Albert Arnold Gore Jr, lo cual es altamente perturbador y pone en tela de juicio al gratificante (un país miembro de la OTAN), sus preseas sesgadas con dedicatoria (no pocas veces en contra de los países en vías de desarrollo que encubren agendas encubiertas) y a sus galardonados controvertidos sacados de la manga.

No es la primera vez que personajes hiperbélicos reciben la máxima presea “OTAN-céntrica” del pacifismo, adjudicada al etnocida Henry Kissinger, el ex terrorista Menahem Begin, el padre de la bomba atómica israelí Shimon Peres y hasta el palestino Yasser Arafat, a quien los multimedia desinformativos “occidentales” asolaban de “terrorista”, etcétera.

El tema del “cambio climático” es trascendental, pero el personaje seleccionado, quien en este caso no ha sido, como debe ser, impoluto en su quintaesencia y en similitud a la agenda que pretende defender en nombre del género humano. Mejor hubiera sido haber optado exclusivamente por el panel PICC de la ONU y no haber contaminado la presea con Al Gore.Leer más...

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