AMLO pone en jaque a EPN; movilización vs “movimiento”

HÉCTOR PALACIO

 
López Obrador ha puesto en jaque a Peña Nieto. Ha subido la temperatura política del país con el discurso que culminó la marcha del 22 de septiembre. Incluso, recriminó el disminuido conteo que la policía de Mancera hizo de los participantes del mitin del pasado 8. Y hasta tuvo un momento de lucidez más allá del discurso preconcebido al frenarse para escuchar el clamor de la gente exclamando “Paro nacional”.

Y sobre todo, se constató que los convocados, los asistentes, siguen creciendo y se ha llamado a una cita mayor para el 8 de octubre, ahora sí, en el Zócalo (raspón a Mancera incluido).

AMLO ha demandado a Peña exhortar al poder legislativo para que se consulte a la sociedad sobre las posibles reformas a los artículos 27 y 28 constitucionales y que se haga antes de que el congreso someta a dictamen la iniciativa privatizadora. Durante el mitin reveló que se tiene planeado pasar el trámite amarrado en el “Pacto por México” el 15 de octubre.

El planteamiento: “Le propongo que haga un exhorto al Poder Legislativo y a su partido para que se consulte al pueblo de México, antes de que se dictamine y se someta al pleno de las Cámaras la reforma energética. Para saber si los mexicanos están de acuerdo o no, en que se reformen los artículos 27 y 28 de la Constitución con la finalidad de otorgar a particulares contratos de utilidad compartida y privatizar la refinación del petróleo, la petroquímica, el gas, la industria eléctrica y la distribución y comercialización de los energéticos.”.

Y como se trata de un derecho constitucional y como ningún candidato planteó en campaña las reformas en cuestión, necesario es que se consulte ahora a la nación al respecto.

Algunos opinantes sugieren que esta propuesta no conducirá a nada, que la agenda de Peña no tomará en cuenta este llamado. Otros sugieren, con cierta razón, que acudir al cuestionado EPN es reconocerle su poder. Sin embargo, excepto que haya indeseables actos de violencia, hacer crecer el movimiento anti-reforma requiera tal vez de estos pasos. Uno subsecuente será actuar en consecuencia conforme a la respuesta que se tenga o no de parte del gobierno.

Y es en este momento cuando AMLO, caracterizado por propios y extraños como alguien que no oye a nadie, finalmente detuvo sus palabras para escuchar y dejar crecer un clamor entre los asistentes al acto de la glorieta del monumento a Cristóbal Colón: “Paro nacional”. Y aun en ello consintió. Como una posibilidad producto del compromiso y el empeño de todos los ciudadanos que tienen como tarea personal hacer crecer su reclamo.

Peña Nieto pareciera que públicamente marcha en retroceso ya que el país se encuentra en una severa crisis económica y social. Esto a pesar que desde el inicio de su gobierno planteó un país en movimiento: "Nos mueve que pensamos de otra manera, que somos distintos y que no nos vamos a detener hasta llevar a México a donde se merece: a un mejor futuro" (Terra.com, 31-08-13).

Pero a pesar de la crítica situación existente no hay que confundir la realidad con la agenda pre-marcada de Peña, el significado de ese “movimiento” es el llevar adelante las “reformas estructurales” planteadas prácticamente a cualquier precio.

Así que si por un lado pareciera que va en retroceso, el “movimiento” de Peña por las reformas continúa soterrado. No importan las catástrofes, los distractores o la oposición. Él continúa imperturbable; hasta ahora.

Y a ese movimiento peñista se opone el llamado permanente a la movilización social impulsado por AMLO para evitar la privatización del petróleo o cualquier otro estropicio a manos de un grupo político y una ideología económica que tiene más de 30 años en el poder. Movilización que, dependiendo de las orejas de EPN y del propio AMLO, pudiera llegar a un paro nacional.

Estamos hoy ante posiciones claras. Asistimos al encuentro, quizá al choque, entre el movimiento reformador, privatizador de Peña, y la movilización social de AMLO y de otras fuerzas por evitarlo y para transformar a México en una sociedad distinta a la vigente.