sábado, agosto 24, 2013

Mar Báltico, ¿fajardos mexicanos vs hooligans polacos?

HÉCTOR PALACIO

 
¿La de los fajardos contra hooligans ha sido una nota aprovechada como excelente distractor para encender hacia exterior por un instante el adormilado espíritu patriótico de los mexicanos en momentos en que buques de mayor “calado” se planean en el país, buques de petróleo?
Salta la nota al encender la computadora, “Marinos mexicanos agredidos por hooligans polacos en una playa de las costas del mar Báltico”.

Sudoroso, retornaba de una prolongada caminata admirando precisamente la belleza, en todas sus variantes, de las costas de una porción de ese mar, mas en la latitud donde Lituania y Kalingrado, Rusia, son unidas por la laguna del Vístula y una franja, lengua o barra de dos kilómetros de ancho, separa el agua salada de la dulce. No lejos de allí, acababa de darse el ataque en cuestión.

Con base en un video borroso de la policía polaca, se decantaron varias versiones sobre el origen de la riña: 1. Que los marinos tomaban cerveza y acosaban polacas. 2. Que los hooligans, fanáticos de un equipo de futbol, agredieron por racismo. 3. Que los polacos agredieron por defender a una mujer que había sido tocada por un marino. 4. Que la mujer que camina hacia el marino le compartía en realidad una cerveza. 5. Que no le daba una cerveza sino que le entregaba una botella vacía tirada por el mexicano en la playa.

En un video más claro presentado posteriormente por un diario independiente, se ve cómo se acercan y encuentran marino y polaca, y lo que en la imagen ofrecida por la policía se miraba como un tocamiento e incluso una nalgada, se aclara, pues  es nítido cómo ella le entrega a él, quien traía dos botellas en la mano izquierda, otro envase; no queda claro si lleno, compartiéndole, o vacío, confirmando la versión de que el hombre lo hubiera tirado con anterioridad. La confusión deriva tanto del primer video borroso como de la manera en que el marino gira el brazo derecho en reverso para coger la botella. En acción casi simultánea, los hooligans se abalanzan contra los extranjeros.

En terreno abierto, todo es posible, y no hay nada claro aún a pesar de los videos, los heridos y los detenidos de ambos lados, aunque, según las notas, el buque Cuauhtémoc ya ha zarpado hacia aguas portuguesas.

En un primer momento pensé en la célebre caracterización del Fajardo mexicano hecha por Los Polivoces, el macho que acosa sin respeto y aun sin “provocación” o respuesta de parte de una mujer. Este acto tan agresivo y común en México, jamás sería aceptado y tolerado por una mujer europea.

En un segundo momento, más que propiamente en racismo a la gringa o a la mexicana (además, clasista),  consideré que se conoce de pequeños grupos de neonazis, fascistas y fanáticos  religiosos en varios países de Europa (recordar el evento terrorista de Noruega en 2011). Y cuando esto se combina con el fanatismo del futbol y el alcohol, el resultado suele ser violento.

Cuando no se ha establecido del todo la verdad de los hechos, las autoridades mexicanas y el congreso, voz en cuello, han demandado justicia ante el suceso que calificaron como una agresión que, por cierto, no fue repelida ni siquiera técnicamente por los marinos, quienes en vez de defenderse se tiraron al suelo, donde fueron sometidos a patadas. No deja de sorprender esta energética actitud tan henchida de patrioterismo clamando justicia, cuando usualmente estas voces callan ante opciones de protesta mejores. Cuando en la frontera con Estados Unidos, por ejemplo, son asesinados ciudadanos por policías gringos incluso del lado mexicano o cuando Obama prolonga el ignominioso y violento muro que tantas muertes propicia.

¿La de los fajardos contra hooligans ha sido una nota aprovechada como excelente distractor para encender hacia exterior por un instante el adormilado espíritu patriótico de los mexicanos en momentos en que buques de mayor “calado” se planean en el país, buques de petróleo?

P.D. Andrius, un amigo lituano me sugiere, en una típica broma del Báltico, que en realidad el problema no fue el racismo, las cervezas o las mujeres, sino el vodka polaco tan malo.

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