Es sincero nuestro llamado a la reconciliación: AMLO
Resumen de La Jornada.
Si se mide por la intensidad de los aplausos, tres fueron los momentos del discurso de Andrés Manuel López Obrador que recibieron mayor aprobación de quienes asistieron al teatro Metropolitan para atestiguar su toma de protesta como candidato formal a la Presidencia por el Movimiento Ciudadano (antes Convergencia): cuando refrendó el compromiso de defender el patrimonio nacional (entiéndase petróleo); cuando expresó la certeza de que son millones los que quieren el cambio verdadero, en oposición a más de lo mismo, y cuando afirmó –evocando a Benito Juárez– que el triunfo electoral de la derecha y los conservadores es moralmente imposible.
Como era de esperarse, el recinto fue insuficiente para acoger a los simpatizantes de la causa lopezobradorista en lo que fue la primera de tres tomas de protesta que el político tabasqueño llevará a cabo (las dos restantes serán por el PRD y por el PT, en ese orden). Las butacas de aforo resultaron insuficientes para recibir a todos los que querían acompañar a quien seguramente será el próximo presidente de México.
Entre la militancia de a pie la reunión tuvo el tono de una fiesta popular, con música de banda en vivo, porras, playeras alusivas, consignas, banderines, saltimbanquis, confeti y las infaltables matracas.
“Nosotros –enfatizó, así, en plural– proponemos una alternativa, el cambio verdadero.”
El tabasqueño impregnó a sus palabras un tono vehemente, pero pausado, sereno. Esta vez no se refirió a la república amorosa, como había venido haciendo en los meses recientes, pero sí insistió en que “es sincero nuestro llamado a la reconciliación.
“Nosotros –subrayó– no odiamos a nadie, no queremos venganza, sino justicia”, y en las lamentables circunstancias en que se encuentra nuestro país, lo más importante de todo es unirnos, todos los mexicanos, para salvar a México.
Fue breve su intervención, pero suficiente para lograr la aclamación de los asistentes que, no conformes que haberlo visto y escuchado, querían formar parte de la valla que los despidió, una compacta marejada humana en la que parecía ahogarse en medio de abrazos, peticiones de fotos, saludos de manos o simples palmadas.
http://www.jornada.unam.mx/2012/03/12/politica/007n1pol
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