El consumidor dice "yo hasta aquí llegué"
POR RAMI SCHWARTZ
(Exclusivo para Voces del Periodista)
Y mientras los del gobierno insisten que la economía va mejor que nunca, los consumidores la están viendo peor que siempre. En marzo volvió a caer fuertemente el índice de confianza de los consumidores, de hecho, la peor caída en lo que va del año, qué va, la peor caída desde el nefasto diciembre del 2003, cuando Babalucas despachaba en Los Pinos. Con este mes, el índice de confianza del consumidor liga tres consecutivos a la baja, algo que no sucedía desde ese entonces.
Los consumidores dicen que sus hogares están peor que hace un año, pero, además, que la cosa se va a poner peor en 2007. Piensan que la situación del país también va de bajada y no ven que en el futuro vaya a mejorar. Y finalmente, no ven que actualmente sea el momento propicio para hacer compras importantes de bienes duraderos como autos, enseres domésticos o mejoras a sus propiedades.
En el crítico indicador de la situación familiar de hoy, comparada con la de hace 12 meses, en marzo se ligó ya el quinto mes de caída consecutiva, algo no visto desde diciembre del 2003. Sólo que en esta ocasión la caída es estrepitosa. Los 7.1 por ciento menos de marzo es la mayor caída que se tenga registrada desde los atentados del 11 de septiembre. En otras palabras, el pesimismo entre los consumidores es igual de elevado que cuando vimos desintegrarse las torres gemelas. Lo mismo con las perspectivas familiares a futuro. Por quinto mes al hilo, los jefes de los hogares esperan que el próximo año las cosas estén más difíciles aún.
Luego viene la pregunta de cómo ve uno la situación del país hoy comparada con la de hace un año. Desde diciembre, los consumidores la ven cada día peor y con muy pocas o nulas perspectivas de mejora. Los 2.4 puntos de marzo son la lectura más baja para cualquier marzo desde 2003.
Pero la estadística que sí se vuela la barda, la que nos debe de llenar de pesimismo y preocupación, es la de los planes de los consumidores de gastar dinero en bienes duraderos. La caída en febrero, de 13 por ciento, es la tercera consecutiva. Pero normalmente, en marzo de cada año, el brinco es igual de fuerte, pero para arriba. En marzo de 2006 subió 18.2 por ciento, en marzo del 2005 fue 16 por ciento, y en marzo del 2004 el incremento fue de 13.7 por ciento. Las agencias de autos, los almacenes como Elektra y Sears se pueden ir despidiendo de sus ventas en México por un buen tiempo, ya que los hornos de los consumidores no están para bollos, no ven que sea el momento propicio para abrir sus carteras.
Obviamente, de las altas esferas gubernamentales salen puros pronósticos optimistas y, cuando las estadísticas los contradicen, las maquillan. No se sabe de dónde se están sacando que la economía creció al 3.1 por ciento en el primer trimestre, mucho menos cuando los indicadores compuestos ya mostraron una caída de casi uno por ciento en enero. El IMSS reporta menos trabajadores y patrones afiliados y los módulos de afiliación para la payasada de "primer empleo" están completamente vacíos. Este 2007 vamos a ligar algo así como el vigésimo quinto año consecutivo que la economía no genera los empleos que la población demanda Este año se cumplen 25 que el perro no defendió al peso y desde entonces, menos y menos mexicanos encuentran un empleo digno. Este 2007 además es el primer año con la válvula de escape cerrada. Calderón no va a poder mandar ni la mitad de los mexicanos que él esperaba enviar a buscarse la vida en los Estados Unidos.
Y ese ha de ser una de las principales variables que explican la desconfianza del consumidor este inicio de 2007. De entrada, se da cuenta que nada ha cambiado más que las caras, el gobierno sigue igual de ineficiente, mentiroso y esquizofrénico; insiste en que todo es color de rosa cuando la cosa está color de hormiga. Sigue sin atacar la corrupción y los monopolios; sin despedir burócratas, sin cerrar secretarías inútiles; es decir, sin tomar muchas decisiones en la dirección que la gente espera.
Pero es cuestión de tiempo. Llega un momento en el que ya no se pueden seguir maquillando estadísticas, en que los voceros que las dan a conocer son meros hazmerreíres, comidilla de los analistas serios. Y como ellos son quienes realmente mueven la economía desde las tesorerías de las grandes empresas, como ellos no se están con pendejadas, pues aprovechan cada tontería del gobierno para hacer crecer sus fortunas. Que Calderón dijo esto, compra dólares, que el ñoño dijo lo otro, mueve el cinco por ciento de la cartera a euros, que Sojo jo jo jo acapara unos miles de centenarios, que esto seguro revienta.
Los consumidores no lo ven, no lo pueden constatar, pero lo presienten y por ello es que en esa estadística que sí influyen, esa que al INEGI le cuesta tanto trabajo maquillar, radica el mejor indicador de los tiempos económicos por venir y no son nada buenos. La confianza del consumidor se sume y con ella el resto de la economía
No hay comentarios.:
Publicar un comentario