viernes, septiembre 01, 2006

ABRAHAM GARCÍA IBARRA
Editorial
Voces del periodista

AUNQUE ESTÁ CIENTÍFICAMENTE demostrado que uno de los faltantes más
visibles del presidente Fox es el conocimiento de la historia nacional, como lo prueba
el dato de que cree que don Benito Juárez García nació en 1906, en las últimas semanas
el mandatario se da aires de dómine citando al patricio, si bien todavía no le llega a su
conminación a los hombres de gobierno, en el sentido de que deben
conformarse con vivir “en la honrada medianía”: No corrupción.
En esas sorprendentes incursiones retóricas públicas,
sobre todo después de que reclutó a Cuahtémoc Cárdenas
Solórzano para que, como parte de su equipo, empiece a
organizar los festejos del bicentenario de la Independencia
(¿la de Hidalgo y Morelos? ¿La de Agustín de Iturbide? y del
centenario de la Revolución mexicana, el Presidente de la República
se ha visto sospechosamente encariñado con la memoria del general
Lázaro Cárdenas del Río, héroe epónimo de lo que se creyó sería la segunda
independencia de México: la económica.
Sospechosamente, subrayamos, por dos razones fundamentales. La primera: El
jefe del Ejecutivo no honra en los hechos ni a la persona ni la obra del Gran Expropiador
que rescató de manos extranjeras la industria petrolera, que hoy es soporte económico
imprescindible del Estado mexicano, y sentó las bases para el desarrollo estatal de la
industria eléctrica. Por el contrario, durante su mandato ha recurrido a todas las maniobras
fácticas para desnacionalizar el sector energético en favor de rapaces intereses foráneos.
La segunda razón, es más personal -se conocen las reacciones del Presidente cuando
le duele más el cuero que la camisa: En su gran ofensiva agrarista para consolidar
la propiedad social de la tierra, el general Cárdenas del Río dictó en 1937 un decreto
expropiatorio, afectando la hacienda guanajuatense de José Luis Fox Pont, padre del
ahora huésped de Los Pinos, causa por la cual la familia ha
sostenido un prolongado litigio con los ejidatarios dotados. ¿Puede
haber sinceridad en el homenaje a alguien que, por lo demás, la
clase empresarial tipifica como el primer populista de la historia
de México? De Juárez, Fox dijo el 20 de agosto en Veracruz, que
su liderazgo y compromiso con la ley y las instituciones sacaron
a México de una de sus encrucijadas más difíciles de la historia.
Lo que no obstó para uno de sus primeros actos en Los Pinos
fuera sacar su retrato de la residencia presidencial. En lo que no
se midió el ilustre orador, fue en exhortar a los maestros de doña
Elba Esther Gordillo a cumplir con la misión que les encomendó José
Vasconcelos, de educar para el cumplimiento de las leyes. ¿No fue
acaso éste otro oaxaqueño el que conspiró intentando levantar al pueblo
en defensa de su imposible victoria como candidato presidencial en 1929? Cosas
veredes, Sancho.


POR ABRAHAM GARCÍA IBARRA
(Exclusivo para voces del periodista)

Taquifemia: Fluencia incontrolada de palabras,
incomprensible y precipitada. Llamada también
Tumultus sermonis.

“teléfono...: ‘con la novedad, señor Presidente de la República,
que acaban de traerme el cadáver del Candidato Opositor’.
“Belaunzarán recoge las fotografías tomadas durante la
campaña electoral de Saldaña, y los textos de los discursos
que pronunció, que llenan el escritorio; los echa al cesto
de los papeles, y dice: ‘Esto es basura. Se acabaron las
preocupaciones -se vuelve a Cardona, y le dice con severidad
paternal: Ahora sí, Agustín, si no ganas estas elecciones, sin
contrincante, es que no sirves para político ni para nada’”.
Así se las gastaba el mariscal Manuel Belaunzarán. Como
el que a hierro mata a hierro muere, cuando el dictador se
reelige por quinta vez para proclamarse “Presidente Vitalicio”,
en el banquete de festejo es asesinado por un mustio pero
conjurado violinista con un disparo en la cabeza, en lo que
evidentemente es una reproducción novelística del crimen
urdido por los cristeros, en 1928, contra el reelecto sonorense
Álvaro Obregón.
En Maten al león, uno de los más ilustres hijos de
Guanajuato, Guanajuato, Jorge Ibargüengotia sitúa la
hazañosa biografía de su personaje en la “República de
Arepa” -en cuyo escenario recrea la política bananera que
desde su óptica literaria observa en México-, donde sus
notables conspiran para retener o asaltar el poder
político, y en unos de los episodios recuerda
que el pavorreal, entre más se esfuerza por
presumir la lindura de su plumaje, más
deja al descubierto su ano, como ocurre
a algunas personas.
Guanajuato, por cierto, fue el santuario
de Las Poquianchis
de estas mujeres y sus crímenes, el propio
Ibargüengotia nos dejó una estrujante
memoria.
Hace poco más seis años, otro afamado
guanajuatense, el pintor José Chávez
Morado, escribió: “Gentes admiradas y
admirables se preguntan ante un fenómeno
poco comprensible: ¿Qué es Fox? ¿Quién es
Fox? ¿Cuál es Fox? La respuesta, queridos
amigos, es lamentablemente muy sencilla:
Nada. Una nada llena de palabras
capaz de decir algo un día para decir lo contrario al otro
día. Así va creando una telaraña de palabras que, sumadas


a otras, están asfixiando a México... están asfixiando la
posibilidad del encuentro con nosotros mismos”. De eso
hace seis años: una voz que nadie escuchó, mucho menos
Ernesto Zedillo Ponce de León, ni sus secuaces en el Instituto
Federal Electoral. Una “nada llena de palabras”, alertó con
toda lucidez y oportunidad Chávez Morado, haciendo un
perfil psicológico de su paisano. 21 de febrero de 2006: “Mi
gobierno vomita la demagogia, el populismo, el engaño y la
mentira”: Vicente Fox Quesada, Presidente de la República,
haciendo su autorretrato.
Más de lo mismo, pero
“a lo bestia”
Esta semana escucharemos el crepuscular canto del cisne.
Fox rinde su último informe de gobierno que, en realidad,
es la edición 18 del catálogo de demagogia, populismo de
derecha, engaño y mentira del salinato.
El episodio se escenifica como entreacto del espantoso
espectáculo de una república convulsionada y bajo un virtual
golpe de Estado, no por incruento, hasta ahora, menos
evidente:
1) La voz más conspicua del Poder Judicial de la
Federación, la del presidente de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, Mariano Azuela Güitrón, quien solemnemente
protestó guardar y hacer guardar la Constitución, la encuentra
ahora anacrónica y obsoleta, y hasta escrita con los pies: “No
sirve para nada”. Si tal descalificación vale para un artículo
referido nada menos que a la formación de los poderes
públicos, vale para el cuerpo general. No hay mujer “medio
embarazada”, si se admite el símil.
2) El presidente de la directiva de la saliente cámara baja
del Congreso de la Unión, el diputado del Partido Acción
Nacional (PAN), Álvaro Elías Loredo, solicita al Poder
Ejecutivo, emanado de su propio partido, disponga de la
fuerza pública para que tome las instalaciones del Palacio
Legislativo de San Lázaro, invariablemente sede de las
sesiones de Congreso General, y su pedido es diligentemente
obsequiado con activos del Estado Mayor Presidencial y
agentes militares de la Policía Federal Preventiva.
3) El jefe del Poder Ejecutivo federal, militante del
PAN, usurpando facultades constitucionales del órgano
de competencia, declara hacia el extranjero Presidente de
la República electo al candidato de su partido y se dice
comprometido a asumir su
responsabilidad, lógicamente
por las consecuencias de sus
dichos y de sus irreflexivos
actos.
A mediados de agosto,
bajo una cabeza principal
en su portada: Revelan que
Yunque entrena soldados,
Diario Monitor informó que,
como parte del proyecto
Ave Azul, presuntamente
coordinado por el secretario
general del gobierno panista
de Querétaro, Alfredo Botello, en el municipio Jalpa de Serra,
en la Sierra Gorda, entre nueve y once grupos distintos
(centenas de jóvenes) “se entrenan unas semanas como si
fueran a la guerra”. Algunos entrevistados describen a los
reclutas procedentes de Jalisco, Guanajuato y Querétaro -
tres estados con gobiernos del PAN- como “muchachos bien
comidos, fuertes, algunos güeros”. Estarían inscritos, según
organizaciones prozapatistas consultadas por dicho diario,
en la estrategia del gobierno panista “para permanecer en
el poder”.
En ese cuadro fáctico, el secretario general del Comité
del que es heredero en línea directa, en su estructura
orgánica y doctrinaria, el PAN. Antes de entrar a algunos
temas que constituyen los apartados del informe de Gobierno,
echemos luces sobre los sucedidos en torno al gabinetazo
con el que se inauguró “el primer gobierno democrático de la
historia de México”.
Del directorio original y modificado, al correr del
sexenio han desaparecido los nombres de un secretario
de Gobernación, uno de Relaciones Exteriores, dos de
Seguridad Pública, una de Desarrollo Social, dos de Medio
Ambiente y Recursos Naturales, tres de Energía, dos de
Economía, uno de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación; uno de la Función Pública, uno del
Trabajo y Previsión Social, dos de la Reforma Agraria, uno de
Turismo, uno de la Procuraduría General de la República, dos
de la Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia
de la República, uno de la secretaría particular, uno de
la Coordinación de Políticas Públicas, dos de la asesoría
jurídica, uno de la consejería de
Seguridad Nacional y varios de otras
coordinaciones paralelas en la oficina
presidencial.
Para decirlo pronto, 19
desplazados del gabinete legal de un
patrón que alardeaba de “contratar
para seis años”. Además, son legiones
los funcionarios subordinados que,
con los cambios de titular, fueron
dejados a la vera. Si bien algunos de
los removidos exhiben ahora, en sus
reacomodos, dotes de todólogos,
conviene al menos recordar que el PAN era el más pugnaz
denunciante de la “todología” priista. Por si fuera necesario
recordarlo, la burocracia foxiana está catalogada por
organismos como la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), Transparencia Internacional y
las cúpulas del empresariado mexicano, como una de las más
caras y corruptas del mundo, con cargo a un desmesurado
gasto corriente y a la proverbial subcultura de “la mordida”.
Independientemente del sofisma del servicio profesional
de carrera, de cuya paternidad se ha apropiado Fox, los
signos más alarmantes de esa desaforada eliminación de
responsables de la Administración Pública Federal son, por
un lado, la inestabilidad en el cargo -lo que hace inevitable
la corrupción para asegurar reservas de subsistencia en el
desempleo- y, peor aún, la evidencia de falta de unidad de
mando, piedra de toque del buen gobierno.

El que prometió cambios y más

“Ya llegarán los mesías...”. Fue esa una de las prevenciones
que, al iniciar otra de sus ofensivas electorales, hizo Fox a
los mexicanos en enero de 2005, con vistas a la sucesión
presidencial, tratando de persuadirlos de que no hay más
ruta que la que él ha continuado, de acuerdo con la carta de
navegación del salinismo.
En 2000, el Mesías era Fox, con su estuche de imaginarias
herramientas para construir Foxilandia: Cambiar el combate
a la pobreza por la generación de riqueza, tener empleos de
calidad y salarios justos, vivir en la justicia social. Poner fin
el narcotráfico, contar con una estrategia de paz y vivir un
Estado de derecho. Milagro mexicano: Contar con “un
gobierno eficaz”. Nueva plataforma de desarrollo. Que
el petróleo sea para los mexicanos, que la economía
crezca siete por ciento al año, que el sistema financiero
contribuya al desarrollo del país, que se desarrolle la
banca social; política industrial para la innovación y la
competitividad, dar a la ciencia y la tecnología el lugar
que merecen, diversificar oportunidades para el campo,
etcétera, etcétera, etcétera, etc.
Vamos por partes: Al arrancar su mandato, Fox reconocía
que a la economía mexicana le faltaban unos cuantos
dólares para ser la novena en el mapa mundial. Desde fines
del año pasado, la evaluación de organismos financieros
internacionales indicó que México se derrumbaba hasta
la posición 14. Para 2006, la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe pronosticó que, entre los países
del área, México estaría también en el lugar 14 en materia de
crecimiento, con apenas cuatro por ciento de incremento.
Un indicador, más que elocuente, de esa situación, es
que las grandes calificadoras que otorgan el grado de “riesgo
soberano” a los países, según su capacidad para garantizar
solvencia en cuanto a cumplimiento de compromisos con
los inversionistas y acreedores externos, no han sacado a
México de la que los expertos en esos menesteres llaman
deportivamente “segunda división”.
De su lado, el Banco Interamericano de Desarrollo,
discreto él, se limita a decir que México está por debajo
de su potencial de competitividad por su sensible déficit en
materia de tecnología, educación y financiamiento. Insinúa,
tímidamente, que no estaría mal que un Estado ligero, pero no
intervensionista, salga al quite ahí donde la pazguata iniciativa
privada es una rémora.
Hace unos días, un reporte del Banco Mundial informó que
en el actual sexenio el producto per capita de los mexicanos
se elevó de seis a ocho mil dólares anuales (más de 30
por ciento), pero un especialista mexicano en el tema se
apresuró a aclarar que esos datos son juegos estadísticos
para el mercado, pues no aplican a la realidad mexicana si
se considera que la media sexenal de crecimiento del PIB
está atorada en un dos por ciento, lo que no cuadra con tan
optimista rueda de molino.
Seguramente es así porque, de ser cierta la cifra,
hubiera sido un invaluable recurso de campaña electoral
del candidato oficial. En cambio, el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática ocultó los resultados de
la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares
EN LA ÉPOCA DE los pillos del PRI, era típico
que algunos de ellos se reunieran a jugar dominó
en el desaparecido hotel Regis. Desde ahí, no pocos
enviaban a sus escoltas o secretarios a las vecinas
puertas del edificio de la Lotería Nacional a cazar
afortunados que se presentaban a cobrar sus premios.
Se trataba de que les compraran los billetes al valor
ganado. Luego remitían “la noticia” a algún periodista
amigo en sus estados, para que dieran cuenta de
“su suerte”. Era la forma de “blanquear” el dinero
malhabido.
Luego se vino la temporada en que “los gordos”
de la LN empezaron a caer “casualmente” -así es el
azar- en los centros norteños de lavado de dinero
donde operan los cárteles de la droga. Monterrey es
uno de los lugares predilectos de la diosa fortuna, no
obstante que la población del valle de México es de
por lo menos cuatro veces que la de la regia capital,

que ordinariamente se dan en mayo de cada año y esta vez lo
aplazó para después del informe presidencial.

El mejor obrero: El obrero muerto

Más contundente es el hecho, leído al través de los informes
de la Bolsa Mexicana de Valores, de que sólo el 0.15 por
ciento de jugadores en el mercado bursátil (162 mil 252
privilegiados contra más de 103 millones de la población
total) concentra el 30 por ciento de la riqueza nacional. Se
habla, en números absolutos, de dos billones 723 mil 750
millones de pesos. Sólo en el primer semestre de 2006 y
únicamente 20 corporativos inscritos en la BMV se alzaron
con una ganancia de 108 mil millones de pesos. En cambio,
durante el gobierno del que prometió salarios justos, el salario
mínimo diario apenas aumentó de 35.12 a 48.67 pesos. Poco
más de un dólar en todo el sexenio. A mayor abundamiento,
aquél que ofreció justicia social a los mexicanos, descargó
sobre ellos el filo del machete confiscatorio: Durante lo que
va del sexenio, del magro ingreso de los trabajadores se ha
apropiado del 51 por ciento sólo por aplicación del Impuesto
Sobre la Renta (casi 223 mil millones de pesos) contra el
23 por ciento a los causantes empresariales. Seguramente
de esa manera compensó la exención fiscal otorgada a
los oligarcas que vendieron los bancos nacionales a los
inversionistas extranjeros.
No sólo eso: puso al alcance de la rapacidad de los
especuladores nacionales y foráneos más de 700 mil millones
de pesos acumulados hasta mayo pasado en los sistemas de
fondos de retiro de los trabajadores. Y más: De una Población
Económicamente Activa, que oscila en los 46 millones
de individuos, apenas 13 millones están protegidos por el
Instituto Mexicano del Seguro Social.
La desgarradora contraparte del reporte sobre el ingreso
per capita del Banco Mundial, aparece en otro estudio de
la propia institución: “Las políticas sociales para satisfacer
las necesidades básicas de los mexicanos pobres extremos
están bien desarrolladas, pero las políticas para elevar su
ingreso aún no: La mayor parte de los pobres extremos y
moderados queda fuera del sistema de protección social
y enfrenta riesgos significativos, como crisis de salud,
desempleo o falta de ingreso en la vejez”.
Le sobra razón, entonces, al cristiano secretario
Capablanca del Trabajo y Previsión Social, Francisco Xavier
Salazar Sáenz, cuando, al referirse a las viudas y los huérfanos
de los mineros muertos en Pasta de Conchos, Coahuila,
asegura que “no les está yendo nada mal” con las migajas
que tiene a bien ofrecerles el Grupo México. Parafraseando
a los científicos del porfiriato cuando hablaban de los indios,
puede decirse que, en Foxilandia, “el mejor obrero, es el obrero muerto”.

Oportunidades...de morirse pronto
El buque insignia con el que se pavonea Fox, es
Oportunidades. Y dice que son cinco millones de familias
las beneficiadas por su gobierno. Según los expertos en
política social, Julio Boltvinik y Araceli Damián, que bucearon
en la recóndita Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de
los Hogares, lo cierto es que ese programa alcanza sólo a
tres millones 528 mil familias (millón y medio menos de las
que presume Fox), y esa excluyente insuficiencia es más
lacerante entre la población rural.
Fox se llenó la boca anunciando la “diversificación de
oportunidades para el campo”. Recientemente, estuvimos
en un foro de evaluación sobre 10 años del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte organizado por la Cámara de
Diputados. Faltan palabras para describir el ánimo crispado
de los productores rurales participantes en el evento. El
gobierno le ha escamoteado al sector agropecuario hasta las
partidas asignadas por la Cámara baja en los Presupuestos
de Egresos de 2005 y 2006. En cambio, durante el actual
sexenio se han gastado más de 60 mil millones de dólares
en la importación de alimentos subsidiados por los gobiernos
de los países exportadores. Por esa vía, la dependencia
alimentaria se ha ampliado a más del 50 por ciento en los
requerimiento de suministros de México.
¿Es casual que las centrales campesinas adviertan que,
sólo por la disputa por el agua, en 130 zonas del país existan
focos rojos “que ponen en riesgo la seguridad nacional”?
Y no es para menos. El abandono del campo parece
una política deliberada del actual gobierno. Después de
todo, en lo que va del gobierno de Fox México ha recibido
más de 80 mil millones de dólares por concepto de remesas
de los compatriotas trasterrados. Para 2006 el cálculo es
de unos 24 mil millones de dólares. ¿Para qué entonces
evitar la desintegradora y dolorosa emigración, que en el
periodo foxiano alcanzó la cota de más de cuatro millones de
personas sólo hacia los Estados Unidos, sin contar con las
más de 500 mil intercepciones anuales por los aparatos de
seguridad estadunidenses?
No es gratuito, por ello, que el Consejo Nacional de
Población, dependencia de la Secretaría de Gobernación,
anuncie que esa devastadora tendencia mantendrá su ritmo
por lo menos hasta 2012. Datos-estigma: mientras que
entre 1990 y 2005, de la zona sur-sureste (donde habitan
los más pobres entre los pobres) la expulsión aumentó de
368 mil a un millón 100 mil personas, la expulsión de la
zona centro, gobernada desde hace más de una década por
administraciones panistas (y donde se codificaron como “de
la prosperidad” los votos al candidato presidencial oficial), se
incrementó de 806 mil a dos millones de personas.
¿Quién no ha visto en estos días en los medios televisivos,
la tragedia de una joven e “ilegal” madre mexicana
atrincherada en una parroquia de Chicago tratando de evitar
su deportación, que implica separarla de su único hijo, nacido
en los Estados Unidos, accidente por el cual éste sí tendría
derecho a permanecer en aquel país?

El dinero no tiene olor

Durante su mandato, la constante de Fox han sido los arteros
ataques a los ex presidentes priistas, particularmente a
Luis Echeverría, por su excesivo endeudamiento externo.
Al concluir su gobierno, Echeverría dejó una deuda pública
externa de unos 19 mil millones de dólares. Al primer
semestre de 2006, el gobierno de Fox mantenía un saldo
bruto de deuda externa por un monto de 73 mil millones de
dólares. Pero al cerrarse el primer trimestre de este año, el
gobierno federal había acumulado en deuda pública interna
la descomunal suma de dos billones 173 mil millones
de pesos, en la que se incluyen los sucios papeles del
Instituto Bancario de Protección al Ahorro (IPAB).
Blasona Fox, de que las ni próximas generaciones ni los
futuros presidentes de México tendrán que preocuparse por
ese problema: Se han cumplido, dice, hasta los compromisos
de 2007. Acaso hasta los de 2008. Falacias: Despilfarrados
los ingresos por remesas y excedentes por sopreprecios
petroleros, se está echando mano a las reservas de divisas
del Banco de México. Se trata de una serie de trácalas por
las que sus hacendistas han convertido cada peso de deuda
externa en cinco pesos de deuda interna. Nada más. La carga
sigue siendo a misma para los contribuyentes mexicanos.
El truco se maquinó -“no habrá crisis de fin de sexenio”-
“para mandar señales de confianza” a los inversionistas
extranjeros, que son los que importan al gobierno. Escépticos
e ingratos los favoritos del gobierno. Con ese guión, la
Secretaría de Economía se congratula de que este año de
han captado más de ocho mil millones de inversión extranjera
directa. No es cierto: La nueva IED -no la “notificada”, sino
la ejercida- apenas rebasa el monto de dos mil quinientos
millones de dólares. El resto es fantasía en libros. Ya se
sabe que los tecnócratas son duchos en simulaciones. Por el
contrario, reportes especializados informan que de la última
semana de junio a la primera de agosto emprendieron las de
Villadiego por lo menos 23 mil millones de pesos invertidos
en papeles de deuda interna. En el sexenio, los buenos
mexicanos invirtieron en el extranjero 151 mil millones de
dólares.
Pero ¿qué tal la banca extranjerizada? Se ha embuchacado
en atraco-utilidades más de 250 mil millones de pesos durante
la gestión de Fox. Los ganones predilectos: Citigroup y Banco
Bilbao Vizcaya Argentaria (Banamex y Bancomer, antes del
gobierno para los hombres de negocios). El segundo, en el
primer semestre de 2006 ya se agandalló en ganancias 10 mil
575 millones de pesos. Una opinión de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe: La desnacionalización de la
banca no ha traído beneficios a los usuarios. Ha auspiciado
colusión implícita para prácticas monopólicas.
Carlos Salinas de Gortari mandó construir un antro debajo
del monumento a la Revolución mexicana para sepultar ahí la
memoria del movimiento armado. Hace unas semanas, Fox
inauguró en pleno Centro Histórico de la ciudad de México
un museo virtual de la economía para inhumar el recuerdo de
lo que fue esa ciencia en México. No se ven ahí las canicas
con las que el Presidente enseña doctrina económica a
los mexicanos: la de ¡Matanga dijo la changa! Economía
poquianchis y tamalera, se podría decir.
El petróleo para los mexicanos, ofreció el susodicho.
Nadie pregunte quién se lleva la parte del león en el sector,
tan megavaluado en estos días de locura bélica: el gobierno
de Fox -el que dijo que dejaría de “ordeñar a Pemex”-, en
primer lugar. Luego, obviamente, sus socios en la “alianza
para la prosperidad”, con los texanos a la cabeza. Por eso,
Fox afirmó hace dos semanas que la autonomía de gestión
financiera de la paraestatal “es necesaria, pero no ahorita.
La dependencia (del gobierno respecto de Pemex) es total”.
El petróleo para los mexicanos, pero Fox deja que una
decena de oligarcas favoritos de Los Pinos, violentando la
Constitución, negocie por la libre con magnates de Estados
Unidos y Canadá para concretar la Alianza para la Seguridad
y Prosperidad de América del Norte, mientras que el señor
presidente se lleva las inversiones gubernamentales y el
crudo al Istmo centroamericano, el enclave escogido para que
el vesánico patrón imperial disponga de suministro oportuno y
barato, peladito y en la boca. A la carta, pues.
¡Honorable Congreso de la Unión! Eso es Foxilandia. Ay
de aquél que quiera mancillarla con el pétalo de un voto, de
un “pestilente campamento” o de un proyecto alternativo.
Bien dijo la difunta doña Mercedes: No creo que sea
Presidente. No visualizo que llegue. No creo... Ni modo,
hasta -¿todas?- las madres más piadosas y venerables se
equivocan. Qué le vamos a hacer.

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