Petróleo. Labastida Ochoa y/o el arte priista de agachar la razón
HÉCTOR PALACIO
Luego de reconocer que bastaría con reducir y, consecuentemente, reinvertir incluso sólo un 10% del total del 70% con que Pemex es sobreexplotado por hacienda como para hacer de la compañía una empresa autosuficiente para la exploración aun en aguas profundas aunque se requiera comprar la tecnología, al día siguiente, Francisco Labastida Ochoa -natural, poco dado a la crítica al poder emanado de su partido, acostumbrado como buen priista a someterse al jefe máximo-, abraza de manera exaltada la bandera del jefe quien dice que no hay dinero (a pesar de que sí lo hay) y que para obtenerlo su reforma energética busca modificar la Constitución (tras negar con ahínco en México lo que promovió en sus giras internacionales, que su “gran calado” consistiría en ajustar la ley principal del país al interés trasnacional), para permitir que capital privado venga a México a acompañar el “riesgo” en un esquema de “utilidad compartida”, que no consiste sino en tasar el petróleo extraído y en “repartirlo” en miles de millones de dólares entre Pemex y las trasnacionales gananciosas. ¿Entregar el petróleo o la ganancia de su tasación, que es lo mismo, no significa desprenderse del recurso nacional de manera absurda cuando hay la capacidad y los recursos para evitarlo y al contrario, ser mejores y más fuertes como nación? ¿No es acaso privatizar otorgar en efectivo o especie hasta un 50% de la ganancia, según Videgaray? (Según López Obrador, hasta un 60%).
Entre uno y otro día de Labastida Ochoa, transcurren seis meses. En el primero, el militante priista reconoce ante Carmen Aristegui la certeza de que sí es posible que Pemex sea por sí solo capaz de emprender lo necesario para su “modernización” (debate sobre petróleo, 01-02-13). El segundo día lo anuncia El Universal (Bajo reserva; 18-08-13). Que el PRI organiza una de sus famosas y poco prestigiadas “cargadas” en apoyo a la propuesta de reforma constitucional de Peña. Ante todos los priistas de nuevo rostro de hoy de ayer y de siempre, a Francisco Labastida Ochoa “le tocó exponer los alcances de la modernización de Pemex y CFE”. ¿Se le ha olvidado ya el ayer?
Sin duda, así como Labastida, hay muchos priistas que aunque racionalmente estén en desacuerdo y aun en contra de Peña, por la tradicional política de sometimiento de su partido, han debido agachar la razón anidada en sus cabezas.
Ya en la “cargada” y envalentonado, César Camacho advierte que la Constitución “no puede ser objeto de veneración jurídica, sino un instrumento eficaz al servicio de los mexicanos”, y que la iniciativa de Peña es “patriótica, indispensable, vanguardista y muy priista”, y que el PRI la respalda porque “revela el gran sentido de responsabilidad y el compromiso que tiene con la historia del país Enrique Peña Nieto” (Milenio; 18-08-13). ¿Transmutar en tecnócrata privatizador a Lázaro Cárdenas es parte del compromiso?
Y ante “la plana mayor” de los priistas (dorados burócratas, “congresistas”, gobernadores, etc.), como describiría cualquier columnista objetivo, en la “cargada” desarrollada en el auditorio Plutarco Elías Calles, nada menos, se desentonaron loas a Peña y a la privatización. Sólo hace falta que salgan a las calles a defender la privatización del petróleo mexicano. ¿Y los priistas “de a pie”, qué piensan; nada que decir?
P.D. Video del debate sobre Pemex organizado por Carmen Aristegui. Véase a partir del minuto 24’10:http://www.youtube.com/watch?v=4jcOMcjVCec
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